
26 Ago Nuevas costumbres
Es curioso lo poco originales que solemos ser todos a la vuelta de las vacaciones. Y si no lo crees, piensa en cuantas veces has oído en estos días frase lapidarias como estas:
- “Parece que no me he ido de vacaciones”
- “Ya olvidadas y llegue antes de ayer.
- “La vuelta, durísima. Parece que me estaban esperando con el hacha…”
- “¿Las vacaciones? Muy cortas…”
Es cierto que la vuelta de las vacaciones suele ser una etapa complicada. El recuerdo de los días de sol y playa, el relax del chiringuito o la desconexión (total o parcial) del trabajo no son precisamente aliados a la hora de volver a sentar delante del ordenador. Pero ya que es algo inevitable, ¿por qué no tratar de comenzar implementando algunos buenos hábitos? Ahora es un buen momento, ya que a pesar del bajón de volver al trabajo, también es una época en la que se viene con ideas nuevas y con firmes propósitos…
Yo te propongo tres ideas que estoy seguro que te van a ayudar mucho en los próximos meses / años si eres capaz de convertirlos en comportamientos habituales, de manera que se automaticen en tu cerebro y te salgan solos:
- Empieza por la mañana haciendo una de tus tareas de alto impacto. Estoy seguro que tienes muchos proyectos abiertos, temas que resolver, mails que leer y contestar, propuestas que preparar y decisiones que tomar. Pero seguro que entre todas ellas, hay algunas que son las que más impacto van a tener en tu trabajo, que van a afectar en mayor medida a la consecución de tus resultados o que mayores consecuencias tienen tanto si las haces como si dejas de hacerlas.
Pues bien, todos-todos-todos-todos los días empieza trabajando en alguna de esas tareas. Sin excepción. Dedícale un rato concentrado (lo que yo llamo un “bloque de tiempo” de 30, 45 o 60 minutos), avanza y/o finaliza esa tarea de alto impacto. Esto es lo que Brian Tracy llama en su famoso libro “tragarse un sapo”.
Este es un hábito complicado de adquirir porque generalmente preferimos empezar haciendo cosas fáciles para auto engañarnos pensando que ya hemos hecho algo hoy. Sin embargo, empezar con las tareas de alto impacto (que suelen ser más complicadas) te ayuda a conseguir resultados y a ti te pagan por conseguir, no por hacer.
- Muy ligado a idea anterior esta la idea de no abrir el mail hasta que acabes con esa tarea de alto impacto. Si lo haces tienes todas las papeletas para distraerte y ponerte a hacer esas cosas fáciles de las que hablábamos antes: enviar ese informe que te pedían, contestar que no puedes tener la reunión a las 4, o leer ese artículo tan chulo que te envía tu compañero en un link.
Cuando esto lo cuento en mis cursos y talleres, la gente suele poner todo tipo de excusas (las mismas que puse yo en su momento) alegando que puede haber algo urgente, o que puede tener una petición de un cliente esperándole, etc. En el 99% de los casos, las urgencias no llegan por mail y si alguien tiene la necesidad de localizarte, lo acabarán haciendo, para eso existen otros medios además del correo electrónico. Y respecto a la petición del cliente, en otro 99% de las veces contestar 30 minutos mas tarde no tiene ninguna repercusión.
Insisto, no permitas que el mail dirija tu vida. Además, ¿sabes que pasa cuando no abres el correo a primera hora? Nada!! Así que dedícate esos primeros minutos a trabajar en lo verdaderamente importante.
- Prémiate. Date una alegría. Automotivate. Después de conseguir terminar esa tarea de alto impacto, y de haber leído los mails, date un capricho. Da igual que sea leer la prensa, jugar una partidita al Candy Crush o echarle un vistazo a Facebook. Haz algo que te apetezca, porque te lo has ganado. Has conseguido terminar algo que aporta valor a tu trabajo, has revisado y contestado los mails. Ahora el día se puede torcer de mil maneras, pero al menos tú ya has cumplido con algo importante, con lo cual te podrás ir a casa con la conciencia tranquila y no con esa sensación de “hoy no me ha cundido el día.
Eso sí, los premios, hay que ganárselos así que una vez que te has dado ese lujillo, mira tu planificación, ponte ahora a trabajar otra vez, consigue cosas, y date otro capricho. No hay nada como estar motivado para trabajar mejor.
Dicen los expertos que un habito se crea cuando eres capaz de repetir un mismo comportamiento durante 21 días seguidos. Generar un hábito requiere de esfuerzos y tal vez 21 días te parezcan demasiados. Te animo a que pruebes a trabajar de esta manera durante 7 días y entonces valores si merece la pena seguir los 14 restantes. Aunque te adelanto que la respuesta es muy clara: Sí.
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